Existen seres con características similares a nuestros ya conocidos entes nosturnos del este de Europa, algunos de extrañas formas y lugares, pero fieles representantes del folklore y creencias populares de américa.
1. Muertos vivientes en el cono sur. Cuando audazmente enunciamos la siguiente frase: “vampiros chilenos”, es inevitable imaginarnos algún engendro, deambulando por el cementerio general, bailando en un antro de moda o simplemente jugando con dados de 10 caras. Esta peculiar imagen, no es más que el producto de toda una batería de representaciones y conceptos totalmente superficiales, en las cuales el mito vampírico se impregna y mezcla con nuestra cultura moderna.
En las siguientes líneas pretenderemos indagar en nuestros propios “no-muertos”, que a falta de una propia tradición literaria (fantástica), sólo los encontraremos en los recovecos de nuestra cosmogonía y leyendas. A diferencia del original europeo, que nace en la tradición popular y se condimenta con el aporte narrativo. Pero antes una pequeña aclaración, en este recorrido no nos encontrarnos con algún exótico conde, o con un nuevo “Jack the ripper”, escamoteando prostitutas en las noches de Valparaíso. Sino con una cantidad de seres, con atributos singulares, que los hacen semejantes a estas famosas criaturas hematófagas y transgresoras de la muerte.
2. Europa y América a la sombra del vampiro. En la Europa de fines del siglo XVIII, se vivía una dicotomía cultural bastante particular. Por un lado en las cortes francesas y vecinas se respiraba un racionalismo tal, que toda creencia arcaica, fue sustituida (y explicada) por el ejercicio libre de la razón. Por otro lado este avance ilustrado, ni siquiera se vislumbraba, en el otro extremo de Europa, ya que la herencia del medioevo, todavía era palpable sobre todo en las aldeas más remotas. Bajo estos parámetros, las supersticiones y leyendas locales, mantuvieron al vampiro en una cuna bastante tibia, facilitando su evolución y dio el vamos a las famosas plagas, que asolaron esta parte del mundo.
América, ajena a esta dualidad en el viejo mundo, nos presenta un vampiro con una apariencia distinta, en muchos casos al europeo, debido en gran parte al folclor, el pensamiento de los pueblos originarios y la posterior contribución europea. Por ejemplo tenemos los cultos orientados principalmente a la sangre, cuyo valor es sagrado para muchas culturas y constituye por cierto uno de los ejes del mito vampírico. Dentro de estos ritos, podemos mencionar los sacrificios aztecas en adoración al dios sol, señor de los guerreros, el cual se alimentaba del corazón y sangre, extraída de algún esclavo llamado: “mensajero de sol”.
En Nicaragua en tanto, se creía en la existencia de unos seres, mitad mujer anciana mitad vampiro, conocidos como “Lugarus”, que atacan a los seres vivos, para extraerles la sangre. Volviendo a México podemos mencionar a las brujas “Civateo” o “Civateteas” , que durante la conquista española, atacaban a los niños pequeños y se relacionaban con el dios “Tezcatlipoca” (1)
Ya en Sudamérica y exactamente en Brasil, se conocen dos tipos de vampiros: el “Jaracaca” (con forma de serpiente), que al igual que las “Civateo”, atacaban a los niños, y el “lobishomen”, que lo poco que se sabe es que atacaban a las mujeres, provocándoles ninfomanía.
3. Chile: lugar de espíritus y vampiros Chile, a lo largo de su variada geografía, se constituyó desde su génesis con diferentes pueblos, que nutrieron su territorio. Entre éstos, nombramos a los “Aymaras” (en la zona norte), los “Patagones” (en el extremo sur) y los “Mapuche” (centro sur). Sobre el presente tema, creemos necesario centrarse en el pueblo “Mapuche” (2), debido a su mayor influencia en costumbres, creencias, su mezcla con los primeros colonos y conquistadores que llegaron a estas tierras.
Dentro de la cultura mapuche, no se conocen prácticas hematófagas o antropófagas, excepto la vieja tradición de comer los restos de sus oponentes, para así obtener sus dotes y cualidades mágico-guerreras. Los seres que llamaremos “vampiros criollos”, tienen un origen en la cosmogonía y creencias de cada pueblo, complementados con al aporte extranjero, que traerá toda su infantería colonizadora, “evangelizadora” y por supuesto mitológica.
3.1. Cosmogonía y la Muerte Antes de empezar a enumerar personajes, es necesario comentar brevemente, la forma de ver el mundo y de enfrentar el tema de la muerte, dentro del ámbito mapuche.
El Mapuche, creía en un espíritu tutelar, llamado: “Pillan” , que era el espíritu del antepasado de la familia. Los “Pillanes” de todas las familias, estaban bajo la mirada del “gran Pillan” o “Nguenechen”, que vendría siendo, el espíritu tutelar de la raza (una especie de dios mapuche).Según los “Araucanos” (3), las almas son inmortales, pero con suficiente materialidad, para distinguir objetos físicos. Por esta razón al momento de morir el hombre mapuche, era enterrado junto con sus alhajas, armas, vasijas, etc., algo así como la costumbre egipcia, de renacer en el otro mundo y llevarse los objetos (incluso la comida) que pudiera usarse, en esa otra morada. Al momento de morir el mapuche, queda lo que se llama el “AM”, que es una prolongación del individuo, a través de su alma. El “AM” (o el espíritu del difunto), se aferra al cadáver y deambula alrededor de su familia, para transformase con el tiempo, en lo que se llamaría “PULLU”, donde se prepara a tomar rumbo, a la morada de los espíritus.
Si bien “Nguenechen” y los “Pillanes”, corresponderían a los llamados espíritus divinos y “buenos”, existen otros en la creencia Mapuche, que serían “espíritus maléficos”. Entre estos tenemos al “Huecuvu” (llamado también Huecuve o Wekufe,). El “Huecuvu” , según creencia “Araucana”, tiene la cualidad de trasformarse en distintas cosas, como por ejemplo un jinete negro, en mujeres desnudas, flechas invisibles, espinas o insectos, que al introducirse en el cuerpo, provoca enfermedad o muerte. Solo la “MACHI” (Chamán, Maga) podrá expulsarlo.
Existe una particular semejanza entre este “Huecuvu” araucano, con el famoso “Súcubu” (4), que los ocultistas de la edad media, creían que podía aparecerse tanto visible o invisiblemente. Ambas entidades, eran percibidas cuando el cuerpo estaba en un estado de enfermedad y la creencia normal seria, pensar que al momento de recuperar la salud, el “Súcubo” como el “Huecuvu”, había abandonado el cuerpo de la victima.
Los “Sucubus” al igual que el “Incubu” (5), son el producto de un estado físico y moralmente enfermo. Según H.P. Blavastsky el “Íncubu”, sería como algo real y peligroso, una pesadilla. El “Incubu”, es el elemento masculino y el “Súcubu” el femenino, evocados de las regiones invisibles de la demonologia medieval.
Para la ciencia oculta los “Incubus” y los “Súcubus”, son seres elementarios sin alma, similar al “Huecuvu” mapuche, llamado también “Hualichu” para los “Puelches”(6). Incluso podemos ver cierta similitud entre los vocablos “Huecuvu” y “Súcubo” .
3.2. El Huitranalhue: un verdadero “Vampiro de la tierra” Si en la etapa de transición, desde la muerte, hacia una condición espiritual, el “AM” (o espíritu), es capturado por un brujo, éste lo podría transformar en un “Huitranalhue”, un auténtico no-muerto, que vendra perturbar la tranquilidad familiar.
La apariencia de este ser es bastante variada. En algunos casos, se representa como un Hombre Mapuche, bien vestido, hasta como un esqueleto andante, montado en algunas ocasiones en un caballo. Algunos creen que es un espíritu capturado y aliado con un brujo; un ser creado por éstos a través de un hueso, robado de una sepultura. Independiente de su forma, el “Huitranalhue”, es sinónimo de enfermedad y de muerte. Su alimento preferido sería ni más ni menos que la sangre, la cual succiona, haciendo a sus victimas un agujero en el corazón. Tratar de huir de este Jinete de huesos, ( que a veces se presenta como un remolino ) es muy difícil, y lo más probable que al ser tocado por uno, se fallezca.
El “Huitranalhue” es protagonista de innumerables relatos, en donde en general se cuenta de personas fallecidas y que han regresado ya sea del campo de batalla o de su tumba. Vuelven como personas normales, con hambre y con ganas de ver a sus novias o esposas, incluso pasando noches con ellas. Al enterarse ellas, de que su amado ha muerto y que duermen con un espíritu, han enloquecido y otras han escapado milagrosamente. Avanzando más al sur, puntualmente al archipiélago de Chiloé, nos encontramos con otro ser, con rasgos “vampiricos”, aunque éste, no se trate de un “no-muerto”. Estamos hablando del “Basilisco Chilote”.
3.3. El Basilisco y el bestiario chilote. El origen mitológico de la isla de Chiloé (7), es una de las más atractivas, de esta parte del mundo. La madre naturaleza, juega un rol medular en la gestación de la isla. La lucha entre “Tentenvilú” – dios de la tierra – y “Caicaivilú” – dios del mar – podría considerarse una metáfora, del encuentro entre dos culturas (además de ser una metáfora relacionada al diluvio): los aborígenes originarios de la tierra y los colonizadores llegados desde fuera (por el mar). El resultado de esta contienda seria, una fusión cultural reflejada en sus leyendas y tradiciones ancestrales.
El bestiario e imaginario “Chilote”, es en su gran mayoría, una fusión de razas, un buen ejemplo es el “Basilisco”, ser fabuloso de origen medieval, que mataba a los hombres con su sola mirada. Como dice el sitio “Filosofía.org”: “El Basilisco Chilote” , tanto por su nombre como por su morfología mixta, entre gallo y reptil, es de indubitable ascendencia europea, el cual se mezcló al bestiario mapuche, al producirse un sincretismo entre el ”Colo- Colo” y el “Piguchén”, dentro del mestizaje de los mitos y culturas, entre conquistadores y conquistados. La versión criolla de este ser, sería un reptil con plumas, nacido de un huevo de gallo “soltero”. Se oculta en las viviendas ruinosas, alimentándose de las flemas de los hombres, mientras duermen. “El Basilisco Chilote” “vampiriza” a su victima, la cual al encontrarse sin aliento, queda en un estado agónico, falleciendo inapelablemente.
3.4. El Colo- Colo Otro personaje, que también se alimenta de la persona, a través de su saliva (y aliento), es el “Colo-Colo” . La apariencia de este ser difiere según su zona geográfica. Por el norte lo representan como una laucha alargada, que cacarea como gallina; para los Mapuches tendría forma de culebra, que se transforma en una rata con plumas y para los “Huilliches” (8) se representa como un ratón con cabeza de gallo.
3.5. El Piguchén ( Pihuichén, Piuchén, Pimuychen , Piwichen )
Este pequeño animalito, se encuentra presente en casi todo Chile, con nombres y apariencia un poco dispares entre ellos. Se trata por supuesto de un “ser-vampiro”, que succiona la sangre de animales (en especial ovejas) y en algunas zonas también la humana. Su posible origen, sería de una persona que realizó de mala forma, un acto de brujería, adquiriendo la apariencia de “Piguchen”; también se habla de un gallo colorado, que cuando pone un huevo de “Basilisco”, se transforma en “Piguchen”. Entre sus surtidas formas, lo tenemos como un reptil mitad mamífero, mitad ave. En la parte norte de nuestro país, se le representa en forma de sapo, con pico de loro y cola de reptil. Por la zona central, el “Piguchen” se describe como una culebra, transmutada en una gran ave, con alas pequeñas y pico largo. La imágen más estandarizada de este personaje, es en todo caso, la de un reptil con alas o como por ejemplo en Chiloé, que se representa como un murciélago con cola de reptil, que grita en la noche. Se apodera de la sangre de los humanos y les roba la energía durante el sueño .
La forma de acabar con este tormentoso engendro, sería cubrir el árbol donde vive y prenderle fuego.
4. Un vampiro chileno en la corte francesaEn este recorrido, en busca del vampiro mitológico en Chile, nos encontramos con un curioso episodio. El siguiente dibujo corresponde a un ser de particular forma: cabeza humana, orejas largas, cuernos de toro, boca en forma de pico (o similar), cuerpo con escamas, alas de murciélago, patas de ave y cola doble en forma de flecha. Precisamente en esta parte del cuerpo tiene atrapado un animal (un cerdo probablemente) y en sus “patas-garras” aprisiona un vacuno. A lo lejos se ven otros animales huyendo.
El grabado va acompañado de dos frases, la primera es poco legible, pero podría decir lo siguiente: “Description historique d’un monstre symbolique pris vivant sur les bords du lac Fagua, pres de Santa-Fe, par les coins de Francisco Xaveiro de Neunris”, la frase de más abajo dice: “Vampiro chileno. Courier de I’Europe , octubre de 1784” . La sorpresa al encontrar esta imágen, fue mayúscula, sobre todo porque es difícil no poder imaginarse la figura del mítico Basilisco, el Piguchen, o incluso (¿porque no?), del famoso “chupacabras”.
El grabado esta impreso, en el libro titulado: “vampire Chronicle” de Antonio Ballesteros(9), y es la reproducción de un dibujo, publicado en el periódico “Courier de l’Europe”, editado en Londres (aunque para el público francés) al menos entre 1776 y 1792.El probable párrafo, que acompañaría la imagen (en su versión inglesa) sería: “The journal the Courier de l’Europe reported the capture of a Chilean monster with a man’s face, lion’s mane, snake’s scales, bull’s horns, bat’s wings, and two tails.” Para nuestra desilusión el artículo y su imagen que hacemos referencia, trata sobre un tema bastante distinto. Como nos comenta Martí Fló(10): “The journal the Courier de l’Europe reported the capture of a Chilean monster with a man’s face…”, El artículo trata sobre la homosexualidad en la corte francesa del siglo XVIII y mucho me temo que el grabado en cuestión, no era otra cosa que un panfleto político contra la Reina, puesto que entre 1774 y 1789 Chile perteneció a Francia, que se la disputaba a España periódicamente, de la ahí la ambientación geográfica”. ” A pamphlet allusively figuring the queen as a monstrous harpy, the Historic description of a symbolic monster taken alive on the banks of lake Fagua, near Santa-Fe (1784) was published anonymously by the king’s brother, the comte de Provence.” Que no es otra cosa que lo que indicaba al inició en francés. Aunque sólo sea como anécdota, es llamativa e interesante la imagen de este vampiro chileno, sobre todo porque tiene mucha relación con nuestra mitología. Su origen podría tener diversas hipótesis, y no es raro volver a recordar la imagen del “Basilisco Chilote”, como un posible inspirador, ya que como dijimos anteriormente, ejemplifica de buena manera, este contacto entre dos mundos diferentes, pero unidos en una tradición mitológica y mágica.
5.- Desenterrando Mitos No es necesario revistar las típicas leyendas transilvanas, o del viejo mundo, para encontrarnos con algún caminante nocturno. Como toda entidad mítica-arquetípica, el vampiro tiene sus parientes en América y por supuesto en Chile. Quizás para muchos, esto no sea una sorpresa, sabiendo la cantidad de leyendas, provenientes de nuestros primeros pobladores, sumados a los traídos por los conquistadores. Aún así, creemos necesario agruparlos y presentarlos como los auténticos herederos, de la tradición “chupasangre criolla”, dotados de sus propias características y arraigados en su propio entorno. Eso sí, como pueden haber visto, algunos poseen rasgos “vampíricos” distintos entre ellos. Si nos tuviéramos que regir al pie de la letra y dijéramos que el “vampiro”, tiene que ser necesariamente un “no-muerto”, sólo tendríamos al “Huitranalhue” como su fiel heredero, pero hemos querido también considerar a algunos entes “vampirizadores”, para así poder dejar esta lista un poco más abierta. En lo que coinciden todos ellos, es que ya no atormentan a nadie, pero pueden ser una buena fuente de inspiración, al momento de iniciarnos en alguna aventura literaria o de cualquier otro tipo. Pero por lo menos seguirán con su labor, de enriquecer las tradiciones y misterios de cada pueblo.